viernes, 30 de septiembre de 2011

Cultura y Crimen


Por José Raúl Cepeda Borrero, JD
Catedrático Auxiliar Justicia Criminal
Universidad Interamericana de Puerto Rico

Tradicionalmente en el sistema de justicia criminal de Puerto Rico, como el de los Estados Unidos y otros países, conviven dos visiones criminológicas distintas y distinguibles.  Por un lado las fuerzas de seguridad, policiacas así como, los componentes jurídicos del sistema comparten una visión clásica o desde el positivismo jurídico de la desviación criminal.

Para estas instituciones el delincuente es un ser con libre albedrió que escoge las conductas desviadas sobre las socialmente aceptadas u ordenadas por la ley.  Por lo tanto, debe serle aplicada la pena ya como forma de retribución o con la intención de que sirva de disuasivo de futuras conductas por otros.

Por otro lado, las agencias correccionales, así como aquellas cuya misión va dirigida al tratamiento o prevención del crimen asumen visiones positivistas que ven al delincuente como víctima el mismo de condiciones fisiológicas, psicológicas o socio-ambientales.  Estas organizaciones buscan la explicación a la desviación y estrategias para prevenir su ocurrencia.

En contraste con las visiones teóricas dominantes, los nuevos acercamientos tienen en común que cuestionan el poder y la forma en este usa el sistema de justicia para imponer sus valores y controlar a la sociedad.

Uno de estos nuevos acercamientos es la criminología cultura.   Este movimiento originado en el Reino Unido y dado a conocer en los Estados Unidos a mediados de la década de los 90 parte de tres principios fundamentales.

Primero, plantea que solo las conductas que causan daño a la sociedad o a terceros deberían ser criminalizadas.  En este sentido cuestiona la tipificación como delito de conductas que no tienen un impacto social directo.

Segundo, su análisis parte de un principio tomado de los movimientos literarios franceses posmodernos, el “interaccionismo simbólico”.  Con este buscan entender los significados construidos por la sociedad de las conductas y las relaciones sociales y como se concretan, extienden y reproducen gracias al lenguaje en todas sus formas.

Tercero, entienden que es el poder a través de todos los mecanismos a su disposición quien promueve e impone su visión del mundo al resto de la sociedad.  Esto lo logra a través de los llamados “empresarios morales”, que usando discursos que buscan crear el llamado “pánico moral” logran que el resto de la sociedad acepte voluntariamente los controles impuestos.

Este acercamiento de tipo ecléctico, que toma de elementos de otras teorías y las reinterpreta de nuevas maneras,  ha obtenido la atención, no solo de los facultativos de Justicia Criminal y Criminología, sino también de la prensa puertorriqueña que encuentra en este, formas más lógicas y coherentes de interpretar los niveles de violencia y crimen que actualmente experimenta esta nación caribeña.

Recientemente también en la prensa dominicana ha comenzado a escucharse las voces que proponen explicaciones diferentes y que cuestionan la repetición de modelos históricamente fracasados.

En Latinoamérica ya han comenzado a escucharse otras voces que tomando los planteamientos iniciales ya comienzan a discutir formas de aplicarlos a su respectiva realidad social.  En Argentina ya se han producido versiones al español de los primeros trabajos de Jock Young uno de los fundadores de esta escuela de pensamiento.

Los países de nuestra América Latina se beneficiarían de estos nuevos enfoques.  Los patrones de poder todavía contienen ecos del pasado colonial, a la vez que intentan mantenerse frente a las demandas de un mundo globalizado y neoliberal cuyas soluciones no resultan para la mayoría de sus pueblos que permanecen excluidos y sus expresiones criminalizadas como forma de control social.



Recordando el golpe contra Juan Bosch

Septiembre parece ser el mes de los golpes de estado en nuestra América.  Muchos conocen el dramático evento que derrocó y mató al primer presidente marxista electo por el pueblo, Salvador Allende, en el Palacio de La Moneda de Santiago Chile.  Pero antes de ese 11 de septiembre de 1973, hubo un 25 de septiembre de 1963.  Diez años antes del golpe de estado chileno Juan Bosch era derrocado en la hermana República Dominicana. 

Bosch era un social demócrata que aspiraba a transformar al país a través de profundas reformas sociales en los campos de la salud, agricultura, educación y vivienda, entre otros. Su prédica ‘progresista’ chocaba contra los intereses de la élite conservadora y  los empresarios que olían en cada inversión social el perfume del comunismo.  

Juan Bosch perteneció a esa camada de políticos intelectuales que en las décadas de los 50 y 60 se convirtieron en protagonistas en sus propios países.  Cabe nombrar al historiador Eric Williams de Trinidad como ejemplo de esto. Fue el poeta y gobernador Luis Muñoz Marín quien primero recibió a Bosch tras su exilio.  Tambien fue el poeta Juan Balaguer quien eventualmente se convirtió en el Nuevo Presidente de la República Dominicana tras el exilio de Bosch.  Balaguer había sido vicepresidente durante el régimen del dictador Leonidas Trujillo.

El golpe contra Juan Bosch, apoyado por Estados Unidos, profundizo las ya marcadas diferencias que existían en la política dominicana.  Hubo quienes, fusil en mano, organizaron un movimiento revolucionario para ‘devolver’ a Juan Bosch al poder. Sin embargo, el apoyo de los EEUU y la unidad de la oligarquía en contra de Bosch convirtió estos esfuerzos en quimera.  A cuarenta y ocho años del golpe, reflexionemos sobre el estado de la democracia en nuestro Caribe contemporáneo.


Contra la impunidad y el olvido: “Baby Doc” Duvalier y los Derechos Humanos

El pasado jueves 22 de septiembre, Amnistía Internacional presentó un informe sobre las violaciones de los derechos humanos durante el mandato de Jean Claude “Baby Doc” Duvalier, hijo del temible dictador François Duvalier, conocido como “Papa Doc”. De treinta y cuatro páginas, el informe de Amnistía Internacional, “No puedes matar la verdad: el caso contra Jean Claude Duvalier”, es un documento obligado en la lucha por la justicia, contra la impunidad, y por la memoria histórica en toda la región del Caribe y el mundo.  Consta de seis partes y presenta una sinopsis histórica de la violenta trayectoria por parte del estado haitiano durante su mandato.

Además, el informe relata alrededor de 20 casos que demuestran la crueldad del régimen. Torturas, encarcelamientos, asesinatos y otros crímenes de lesa humanidad evidencian la violencia sistemática perpetuada durante los años duvalieristas. El régimen de Jean Claude Duvalier duró 19 años, de 1971 a 1980, cuando el tirano escapó de Haití, luego del desarrollo de revueltas populares que exigían justicia.  La presentación del informe estuvo a punto de ser cancelada debido a las interrupciones y protestas orquestadas por abogados y seguidores de Baby Doc.

Luego de 25 años de exilio en Francia, la llegada de Duvalier el pasado enero creó otro sismo político y profundizo heridas aún muy abiertas en Haití.  Apenas unos meses después del terremoto más desastroso de la historia en la región, y cerca de celebrarse las elecciones presidenciales, Duvalier llegó a la república caribeña con intenciones de quedarse. Las reacciones no se hicieron esperar.

Inmediatamente el gobierno haitiano le acusó de malversación de fondos y de posible complicidad con violaciones de derechos humanos, pero no de ser responsable directo de las mismas. Si da terror la presencia de un tirano más terror da la indiferencia e impunidad ante la misma. Dado que la mayoría de las energías se concentran en los trabajos de refugio, reconstrucción y solidaridad con el pueblo haitiano tras el desastre sísmico, había peligro de que la presencia del ex dictador pasara sin mucho alboroto. Pero la memoria y resistencia política de las víctimas y la plataforma del derecho internacional basada en el discurso de los derechos humanos, permite un espacio de lucha que puede activarse en coyunturas como estas.

Este es un caso importante en donde organizaciones internacionales como Amnistía Internacional pueden jugar un rol crucial en el desmantelamiento de la impunidad perpetuada por los aparatos represivos del estado. Víctima del colonialismo, el racismo, y el castigo histórico por ser la primera república de Latinoamérica, producto de una revolución liderada y ejecutada por esclavos contra una metrópolis europea y blanca, el pueblo haitiano merece justicia ya.

La historia de Haití, con todas sus luchas, dictaduras, injusticias y desigualdades, demuestra que la noción de “desastres naturales” cuando nos referimos a las muertes y destrucción sufrida por humanos durante huracanes, terremotos, tormentas, maremotos, u otra gran fuerza de la naturaleza, no son tal. Las razones principales de las tragedias humanas tras esos sucesos son, en la mayoría de los casos, producto de la desigualdad, la pobreza, el racismo, la exclusión, el colonialismo, en fin, la injusticia social, en este caso perpetuada durante ya más de dos siglos de historia.  El informe de Amnistía Internacional, presenta una parte de este cruel desarrollo en la primera república negra del mundo.  Lograr la justicia en Haití simboliza el respeto a la búsqueda y lucha constante por la libertad humana.






Lucía encuentra a Lucía: Entrevista a Beatriz Navia

CULTURA
Daniel Nina
ePA

Por lo general, intentar ser escritor no es fácil.  Pero lograr hacerlo y sostenerse es aún mucho más complicado.  Esta ha sido la trayectoria de la escritora boliviana, residente en Puerto Rico, Beatriz Navia. 
           
 Luego 20 años en la isla del encanto, donde nos ha deleitado entre otras cosas, con revistas literaria (A propósito, durante la década de 1990) y con peñas literarias (durante la década del 2000), hoy nos hace entrega de su primera novela: Las ciudades de Lucía (Isla Negra Editores, Puerto Rico 2011).
            
Como buena escritora que es, y a la pregunta reiterada por todos los que nos hemos deleitado de su obra, Beatriz Navia responde a la pregunta trillada [¿por qué se escribe?] con esa alegría de una paceña radicada en Ponce, “se escribe por el placer de la palabra, para que conecten las realidades de Puerto Rico y Bolivia”.
            
Se trata, según ella, del “sujeto migrante” que cada vez más se torna en uno más “universal”.  Cierto o falso, para aquellos que vivimos inmersos en este suculento caribe, hijo de migraciones múltiples, seguir pensando desde la literatura en la construcción de un sujeto caribeño universal, es un paso de acierto y, sin lugar a dudas, un proyecto a largo plazo.   
             

miércoles, 28 de septiembre de 2011

Frente a Frentes: Un Nuevo Frente Amplio de Justicia Social se funda en Trinidad.


El pasado mayo, frente a cientos de simpatizantes y representantes de distintas organizaciones políticas del Caribe, se fundo oficialmente el Trinidad’s Movement for Social Justice. El Trinidad Movement for Social Justice se suma al numero de frentes y movimientos amplios que buscan unir voluntades en metas comunes, aunque desde las múltiples plataformas ideológicas que caracterizan ese territorio polimorfo llamado ‘la izquierda’.  

El énfasis en la unidad de objetivos comunes y mantener a raya las diferencias parece ser la orden del día en muchos de los nuevos esfuerzos de democratización y lucha por la justicia social en toda la región. Distintas organizaciones de izquierda del Caribe participaron del evento. Doris Pizarro y  Flavia Rivera representaron al movimiento independentista de Puerto Rico. 

En el archipiélago borincano la idea de un Frente Amplio ha tomado vuelo desde distintos iniciativas y angulos. La urgencia de unir voluntades en tiempos de desmantelacion radical del estado social a traves de la toma del poder político económico por parte de ‘la plancha’ neoliberal se hace mas evidente.  Así, la formación del Frente Amplio de Solidaridad y Lucha, El Frente Amplio de Mujeres, Todo Puerto Rico por Puerto Rico y el Frente Amplio, sin mas, son algunos de los ‘frentes’ que han ido tomado forma en los últimos anos.

Además de los cambios que se evidencian en Suramérica, epicentro de transformación social en las Américas, y uno de las regiones preñadas de posibilidades en la actual coyuntura mundial, tambien la región del Caribe parece estar recibiendo y creando nuevas energías políticas para una mayor participación ciudadana y justicia social. Frente a estos Frentes, solo cabe entusiasmarse y seguirles el paso con ojo critico y esperanzador a la vez.  

En el Centenario de Eric Williams


El 24 de septiembre pasado se cumplió el centenario de Eric Williams. Historiador, escritor, presidente y líder máximo de Trinidad y Tobago, Eric Williams definió el rumbo modernizador y político de la nación caribeña.  Autor de los clásicos, Capitalism and Slavery y From Columbus to Castro: The History of the Caribbean, Williams puso al Caribe en el centro de la discusión historiográfica de su época. 

Antes que muchos luego famosos historiadores europeos y estadounidenses Williams demostró que la esclavitud en el Caribe fue fundamental en el desarrollo del capitalismo moderno.  En otras palabras, los primeros ‘proletarios’ que construyeron el capitalismo y la ‘modernidad’ con sus cuerpos esclavizados fueron los negros del Caribe y no los proletarios blancos de Inglaterra. Su tesis continúa siendo material de debate en círculos académicos. 

Como primer presidente de su nación independiente, su política de corte progresista tuvo numerosos seguidores e importantes detractores. Fue pragmático en su trayectoria aunque mantuvo un discurso progresista.  Su mando de 19 años, de 1962 a 1981 (año de su muerte), tuvo influencias que aún se sienten en la hermana nación.  Williams fue creyente en la idea de un frente común caribeño, así como lo soñaron el siglo pasado Betances y Hostos.

Junto a C.L.R. James, Aime Cesaire, George Padmore, Franz Fanon, Walter Rodney y Maurice Bishop, Williams es referencia obligada para cualquier persona interesada en la transformación política y lucha emancipadora del Caribe no-hispanoparlante.  Hoy Trinidad le recuerda desde distintos ángulos y emociones.  En la era de la rapidez y la memoria entrecortada, recordar a este intelectual y político crucial es insertarse en la labor constante de rearmar el mapa de islas que se repiten y  recrean a la misma vez, ya sea en el mar Caribe o en los archipiélagos urbanos de las metrópolis del mundo globalizado.